
Aunque el verbo “vender” nos suele causar rechazo, cuando lo escuchamos parece que nos imaginamos yendo puerta por puerta vendiendo enciclopedias… Pero vender es mucho más, vender es tener la capacidad de comunicar al tribunal de una forma vistosa tu programación, pero también vendemos cuando nos reunimos con las familias y queremos que crean en nuestras propuestas, en nuestras formas de dar la clase…
Vender es presentar con pasión tus recursos, es enamorar con tu exposición, que el tribunal te escuche con atención y quiera trabajar a tu lado.
¿Y cómo podemos vender nuestra programación?
Primero de todo cree en ti, si vas pensando en lo mal que se te da exponer, en que no sabes vender, en que se te va a olvidar algo… estoy seguro de que algo te saldrá mal. Pero te voy a contar un secreto (a voces) ¿sabes cual es la mejor estrategia para salir victorioso de la defensa? PRACTICAR.
Ya lo sé, ya sé que te da pereza preparar la exposición, que es aburrido exponer todos los días frente al espejo, que te puede dar vergüenza pedirle a tu familia o a tus amigos que te escuchen…
ya… ¿pero tú de verdad quieres la plaza, quieres cumplir tu sueño? Pues para eso debes trabajar, debes vencer la pereza y practicar, practicar una y otra vez.
Steve Jobs, para un minuto de presentación ensayaba 30 minutos, si Steve Jobs, gran comunicador y con muchas horas de exposición a sus espaldas necesitaba ensayar, ¿Cuánto crees que puedes necesitar ensayar tu?
Relacionado con esto, cuando nos grabamos exponiendo solemos darnos cuenta de que abusamos de las muletillas, y éstas hacen que nuestro mensaje pierda credibilidad. Yo recuerdo, que en el instituto tuvimos un profesor que acababa todas las frases con ¿vale?, las primeras veces que nos dio clase no nos enteramos de nada, lo único que hacíamos era contar cuantos “vale” decía y como no a esas edades, partirnos de risa.
Debemos por tanto grabarnos, para ser conscientes de estas muletillas y trabajar para evitarlas. También es recomendable evitar la divagación. Para mejorar estos dos errores clásicos podemos sustituir las muletillas por silencios y en nuestro discurso cambiar las frases largas que incitan a la divagación por mensajes cortos y concisos, que quede claro nuestro mensaje y lo que queremos transmitir.
¿Cómo destacar el día de tu defensa en tus oposiciones de magisterio?
Según Bert Decker, la impresión causada durante los primeros dos segundos es tan vívida que hacen falta otros cuatro minutos para añadir un 50% más de impresion (negativa o positiva) a esa comunicación. Por eso es importante tener en cuenta en todo momento la puntualidad, amabilidad, y un lenguaje corporal positivo, sonríe.
Secuestra la atención de tu tribunal, no seas un opositor a magisterio del montón o cualquier.
Ponte en el lugar de tu tribunal, llevan días escuchando defensas, por lo que ponerte delante de ellos a hablar durante 60 min sin parar igual no es la mejor idea. Haz algo diferente para que cuando empieces con el contenido el tribunal tenga el 100% de su atención puesta en ti.
¿Qué puedes hacer? Empieza tu exposición de una manera diferente:
- Hazles partícipes con preguntas, aunque sean retóricas,
- Cuéntales una pequeña historia o incluso si te atreves puedes cantar una canción.
- Se lo más práctico posible durante la exposición. Ellos ya tienen el documento de la programación, no te presentes allí para contar de memoria el documento que ya tienen, pon ejemplos, si es algo que has podido hacer en el aula, o conoces a alguien que lo haya llevado a cabo, ¡cuéntales cómo salió!
Hemos de entender cómo recuerda nuestro cerebro, como olvida, y mediante historias, mediante sorpresas, mediante roturas de patrón es cómo más perdura el contenido. ¡Sé diferente para que tu tribunal se acuerde de ti!